Siempre he sido espíritu de contradicción. Un hombre de retos difíciles, caminante de sendas con profundos precipicios y fuertes pendientes y un equilibrista siempre en la cuerda floja y sin red. Un “big-bang” en contínua expansión y, a la vez, un agujero negro que lo devora todo. Una bomba de relojería que puede estallar en cualquier momento... Un altruista donante de energía, que parece ni siquiera tener para sí. Capaz de subir al cielo y caer a las profundidades infernales con solo pestañear… capaz de darlo todo pero también de no dejar nada a salvo alrededor. Un huracán devastador. Un corazón solitario y viajero que va y viene a todas partes y a ningún lugar… regalando besos y despedidas por doquier.
El tiempo me apunta en la nuca y siento su aliento sobre mi. ¿Será un oportuno toque de atención? Todavía no logro descifrar lo que trata de decirme. Quizás sea ahora el momento de deshidratarse por una causa que merezca la pena. Quisiera patentar experiencias y sensaciones. La exclusividad por bandera. Volver a pasear y perderme. Quisiera que bebiéramos del vaso de la ambrosía…
Nunca he sido un tipo fácil. Soy del género del “más difícil todavía”.
G.B
sábado, 28 de febrero de 2009
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